Un espacio para revisar la relación y entender qué se ha ido perdiendo.
Hay momentos en los que la relación ya no funciona como antes.
La forma de comunicarse se vuelve defensiva o se diluye. Los intentos por acercarse generan malentendidos. El vínculo se llena de distancia, de reproches o de silencios.
A veces, seguir como hasta ahora empieza a doler más que mirar qué está pasando.
La terapia de pareja no es sólo un intento de arreglar algo, sino una forma de entender con mayor profundidad qué está fallando, cómo influye la historia de cada uno, y qué tipo de relación es posible construir juntos a partir de ahí.
Dos trayectorias distintas, una relación compartida.
No llegamos a una relación vacíos de historia.
Cada persona trae consigo formas de entender el afecto, el compromiso, el conflicto o el cuidado.
Son patrones aprendidos en otros contextos, que a veces colisionan o se malinterpretan, incluso con las mejores intenciones.
El trabajo terapéutico permite mirar con más compasión la historia del otro y entender cómo eso impacta en la que han ido construyendo.
También permite clarificar qué valores sostienen a cada uno, cómo quieren vincularse y hacia dónde avanzar como equipo.
Cómo trabajo combinando la Terapia Integral de Pareja (TIP) y la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)
La Terapia Integral de Pareja es un enfoque contextual que integra herramientas de aceptación, cambio conductual y trabajo emocional dentro de la relación.
Así como la Terapia de Aceptación y Compromiso, no busca eliminar el conflicto, sino ampliar la capacidad de entenderse, de actuar con intención y de generar nuevas formas de acompañarse en las diferencias.
El trabajo se adapta a cada pareja: observamos patrones de interacción, clarificamos valores individuales y compartidos, practicamos nuevas formas de comunicarse y revisamos qué mantiene encendida la conexión.
No todas las parejas llegan para continuar. Algunas vienen para separarse con respeto. Ambas direcciones son legítimas.
¿Cuándo puede ayudarte la terapia de pareja?
- Conflictos recurrentes o dificultad para comunicarse.
- Sensación de distancia, frialdad o desconexión emocional.
- Cambios vitales que alteran el equilibrio de la relación.
- Problemas relacionados con la intimidad o la sexualidad.
- Dudas sobre la continuidad del vínculo.
- Celos, ruptura de acuerdos o falta de confianza.
- Diferencias en los proyectos de vida o en el reparto de responsabilidades.
- Decisiones importantes no resueltas (como la parentalidad, una mudanza, o un cambio vital de rumbo).
- Desequilibrio en el cuidado emocional.
- Procesos de separación o cierre.
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Puedes escribirme si quieres agendar una primera sesión o hacerme una consulta.
Te responderé lo antes posible.
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